
Cómo trabajo

Cómo trabajo


Intervención temprana
Los estudios han demostrado que el cerebro es un órgano plástico que se reorganiza durante toda la vida en función de los genes, del desarrollo y de las experiencias que vivimos. Aunque la neuroplasticidad cerebral se mantiene durante toda la vida, durante los primeros 4-5 años de vida la capacidad de aprender es máxima porque la neuroplasticidad cerebral es más alta. La intervención temprana es fundamental ya que en este periodo es muy importante que el niño/a cuente con un ambiente que favorezca lo máximo posible las oportunidades de aprender y de practicar habilidades.
La intervención temprana también es clave para la prevención de la aparición de futuras dificultades en el neurrodesarrollo, en la crianza y en el bienestar de la familia.

Intervención centrada en las familias
Durante estos años he aprendido lo importante que es hacer una intervención centrada en las familias. Necesitan a personas que les podamos ayudar y apoyar en su día a día.
Es fundamental darles protagonismo en la intervención, animarlas a que participen en su planificación, y que puedan expresar todas sus dudas, inquietudes y los aspectos que más les preocupan. Mi objetivo es acompañar a la familia y trabajar conjuntamente con ella.

Importancia del vínculo.
Es fundamental establecer un buen vínculo con el niño/a o adolescente y con su familia, y dedicar tiempo para desarrollar esta relación. Una manera de trabajar cercana, amable, con presencia y sin prisas serán la mejor manera de conseguirlo.

Regulación emocional.
Para realizar cualquier avance en el desarrollo o adquirir nuevas habilidades y aprendizajes es necesario que la persona esté regulada emocionalmente. Por ello, es muy importante el bienestar emocional de la persona. Así conseguiremos resultados con efectos a largo plazo que favorezcan el desarrollo de la persona y que constituyan bases sólidas para el desarrollo posterior de otras habilidades más complejas. Del mismo modo, la regulación emocional del resto de la familia también es un aspecto que hay que cuidar y cultivar.

Respeto de las diferencias individuales.
Es necesario observar cada caso individualmente y tener en cuenta las peculiaridades de cada persona y de cada familia para poder intervenir adecuadamente. Cada persona y cada familia son diferentes y tienen características, necesidades, tiempos, valores, etc., distintos. Prestar atención a sus características individuales nos permitirá conocerles mejor y ajustarnos mejor a lo que necesitan.

Implicación de los diferentes miembros de la familia.
Los miembros de su familia son los que pasan más tiempo el niño/a o adolescente y los que mejor le/a conocen. Es fundamental ayudar a los padres/madres, hermanos/as y otros miembros de la familia a comprenderle/a, a conocer sus características individuales y darles herramientas para que puedan acompañarle/a e incidir en esos aspectos, en el día a día, en el entorno familiar. Lo mismo ocurre con los cuidadores/as u otras personas que pasen mucho tiempo con él/ella. Así conseguiremos una intervención lo más generalizada y rica posible, y de este modo podremos aprovechar el mayor número de oportunidades que se dan de manera natural en el día a día.


Intervención interdisciplinar.
Una intervención adecuada requiere contar cuando se necesite con el apoyo de profesionales de diferentes ámbitos adaptándose a las necesidades de cada persona: sanidad, psicología, educación, terapia ocupacional (integración sensorial), logopedia, etc.
Esta intervención interdisciplinar deberá hacerse de forma coordinada de manera que haya una línea de trabajo y unos objetivos en común. Para ello se llevarán a cabo coordinaciones con los/as diferentes profesionales que intervengan con la familia y se aconsejará a los padres/madres contar con el apoyo de otro/a profesional de otra área cuando se considere necesario.

Bienestar de la familia.
La familia no es solo el niño/a u adolescente con algún desafío. Es muy importante el bienestar de la familia en su conjunto y de cada uno de sus miembros en particular. Apoyarles en su día a día y en los conflictos que puedan ir surgiendo.
Las madres y los padres desean que sus hijos/as sean lo más felices posible y que desarrollen todo su potencial.
Tienen que recorrer un largo camino hasta llegar a la detección o diagnóstico y a su aceptación, además de las dificultades que luego se encontrarán en el día a día. Todo ello hace que pasen por momentos de gran estrés. A veces estos altos niveles de estrés afectan al funcionamiento familiar y al modo que tienen de relacionarse entre ellos/as. Cuidar el bienestar de la familia es muy importante porque tiene una gran influencia en el desarrollo del niño/a o adolescente.